(Artículo escrito por Juan del Barrio, de URA Nueva Cultura del Agua de Navarra)
Es evidente que el
proyecto Pantano de Itoitz - Canal de Navarra fue exclusivamente político, sin
estudios técnicos que demostrasen su utilidad y necesidad. También se evidenció
la influencia de las empresas constructoras y bancos, que se han
"forrado" a costa de Navarra. Ahora la Directiva Marco del Agua
Europea a la que debemos adaptarnos dice: que son los usuarios del agua los que
deben pagar los costes de producción y también los gastos de las infraestructuras.
Los números son claros y el fiasco está servido: en el pantano de Itoitz y el Canal de Navarra se han invertido 1.751,7 millones de euros desde que se comenzó a poner en marcha el proyecto, hace 20 años. En esta cifra se incluyen los gastos de construcción y los de explotación. Desde entonces, el volumen de lo recuperado mediante los distintos aprovechamientos únicamente llega a los 471,2 millones. La operación da un resultado contundente: solo se ha recuperado un 26,9% de lo invertido.
Los costes que ha supuesto la construcción y el mantenimiento del pantano y la primera fase del Canal que concluye en Pitillas demuestran: lo invertido no se justifica en relación a los beneficios obtenidos. Es decir, Navarra ha hecho un mal negocio con este macroproyecto, pese a que se presentó como esencial para el progreso del sector agrícola. Tampoco se han cumplido las expectativas en la creación de puestos de trabajo y dinamización de la zona y las agresiones al medio ambiente y entorno son evidentes.
Continuar con las obras de la segunda fase del Canal o su extensión a Tierra Estella con una inversión de 175 millones de euros -donde más de 1000 agricultores lo rechazaron- no solucionará el fiasco económico y además seguirá endeudando a Navarra con nuevos y costosos peajes a la sombra. Eso sí... seguirán engordando las cuentas corrientes de los de siempre, a costa de los impuestos de la ciudadanía.
Es conocida la tradicional política de clientelismo que practica UPN desde siempre y que en este caso también se demuestra. Como los regantes son habituales votantes de UPN, este partido no desea cargarle esos costes como exigen desde Europa y se han sacado un conejo de la chistera para que sea la ciudadanía en su conjunto quienes los paguemos a escote.
Los números son claros y el fiasco está servido: en el pantano de Itoitz y el Canal de Navarra se han invertido 1.751,7 millones de euros desde que se comenzó a poner en marcha el proyecto, hace 20 años. En esta cifra se incluyen los gastos de construcción y los de explotación. Desde entonces, el volumen de lo recuperado mediante los distintos aprovechamientos únicamente llega a los 471,2 millones. La operación da un resultado contundente: solo se ha recuperado un 26,9% de lo invertido.
Los costes que ha supuesto la construcción y el mantenimiento del pantano y la primera fase del Canal que concluye en Pitillas demuestran: lo invertido no se justifica en relación a los beneficios obtenidos. Es decir, Navarra ha hecho un mal negocio con este macroproyecto, pese a que se presentó como esencial para el progreso del sector agrícola. Tampoco se han cumplido las expectativas en la creación de puestos de trabajo y dinamización de la zona y las agresiones al medio ambiente y entorno son evidentes.
Continuar con las obras de la segunda fase del Canal o su extensión a Tierra Estella con una inversión de 175 millones de euros -donde más de 1000 agricultores lo rechazaron- no solucionará el fiasco económico y además seguirá endeudando a Navarra con nuevos y costosos peajes a la sombra. Eso sí... seguirán engordando las cuentas corrientes de los de siempre, a costa de los impuestos de la ciudadanía.
Es conocida la tradicional política de clientelismo que practica UPN desde siempre y que en este caso también se demuestra. Como los regantes son habituales votantes de UPN, este partido no desea cargarle esos costes como exigen desde Europa y se han sacado un conejo de la chistera para que sea la ciudadanía en su conjunto quienes los paguemos a escote.
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