
Ekologistak Martxan considera que aumentar los límites de velocidad de circulación en autovías es una medida negativa desde muchos puntos de vista. De hecho, la organización ecologista lleva años reclamando que los límites de velocidad se reduzcan a 100 km/h en autopistas y autovías; 80-90 en carretera; que efectivamente se cumpla el límite de 50 km/h en grandes avenidas urbanas; y 30 km/h en zonas residenciales.
Las leyes físicas son inexorables: aumentando la velocidad a 130 km/h se despilfarraría aún más petróleo, puesto que la máxima eficiencia energética de los automóviles se encuentra en torno a los 90 km/h. El transporte es una de las actividades más derrochadoras de energía y de mayor impacto ambiental. Consume el 40% de la energía, de la que un 85% corresponde a la carretera. Conviene recordar que en 2011 nuestra importación de petróleo supuso nada menos que 43.843 millones de euros.
Pero, al tiempo que se incrementa el consumo de petróleo, crecen también las emisiones de gases causantes del cambio climático, lo que aumentaría nuestra contribución a este gran problema global, haciendo más difícil el cumplimiento de nuestros compromisos de reducción de emisiones. Por otro lado, junto al dióxido de carbono, de los tubos de escape salen gases y partículas que perjudican a nuestra salud, y que se incrementarían también con el aumento de velocidad. Lo mismo ocurriría con el ruido. Recuérdese, también, que una de las medidas más eficaces contra la mala calidad del aire es la disminución de la velocidad.