1.- España es el primer país de Europa en trenes de alta velocidad y el segundo del mundo: solo nos gana China. Tenemos casi 2.900 kilómetros de vías funcionando, 1.700 kilómetros más en construcción y otros 3.700 kilómetros en proyecto o estudio. Francia tiene 2.037 kilómetros de alta velocidad y Alemania, donde compramos la tecnología para el AVE a Sevilla, apenas ha construido 1.000 kilómetros: casi la tercera parte que España.
2.- El desarrollo del AVE en relación a la población española es aún más disparatado. España tiene ya construidos 61 kilómetros de alta velocidad por cada millón de habitantes, es el récord mundial. Francia, el segundo país en esta clasificación, apenas llega a 31 kilómetros por millón.
3.- Esta colosal infraestructura no ha salido barata. Sin contar las obras pendientes, España ya se ha gastado 34.000 millones de euros del dinero público en el AVE, el 3,4% del PIB. Es el equivalente a toda la inversión en I+D de tres años o 15 veces más de lo que ahorró la Seguridad Social con la última congelación de las pensiones.
4.- La inversión es mareante. Los resultados, frustrantes. La ocupación media de los trenes en servicio apenas alcanza el 55%: casi la mitad de los asientos van vacíos. El porcentaje es aún más ridículo si se tiene en cuenta que solo se está utilizando un 10% de la capacidad de la carísima red desplegada.
5.- El AVE vendió el año pasado 22 millones de billetes. Es una cifra mediocre: solo Ryanair movió en España 30 millones de viajeros en el 2011, ocho millones más que nuestros carísimos trenes. La alta velocidad francesa, el TGV, vende al año más de 110 millones de billetes: cinco veces más que España con una red un 30% más pequeña. Los billetes del AVE son caros, la comercialización de los viajes --sin subastas a la baja-- es anticuada y la red arrastra errores de bulto, como no estar conectada con los grandes aeropuertos. El único con estación del AVE es el ruinoso aeropuerto de Ciudad Real, todo un símbolo.
6.- Invertimos cantidades disparatadas en estos trenes de lujo, pero falta dinero para otras líneas. Este año, Fomento va a cerrar una veintena de rutas de trenes de media distancia. ¿El ahorro? 51 millones de euros que dejará a muchas pequeñas ciudades sin tren.
7.- También van a subir un 3% las tarifas para los Cercanías, esos trenes que usan las clases trabajadoras. Este servicio mueve al año 412 millones de pasajeros: 18 veces más que el elitista AVE. Sin embargo, las inversiones son mínimas en comparación, especialmente en Catalunya. ¿La razón? La misma por la que el AVE tiene un control de equipajes con rayos X y el Cercanías no: que rara vez verán a un ministro viajando en el Cercanías.
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