Ninguna de las obras que hacemos en el cauce de un río es intranscendente, todas llevan consecuencias buenas o malas.
Tras la inundación de 2009 el Ayuntamiento de Pamplona-Iruña levantó una mota nueva junto al puente de Curtidores para que el Arga no inundase una rotonda mal proyectada y unos sótanos que se construyeron por debajo de la cota del río. El Ayuntamiento autorizó esas obras en zona inundable (mal hecho) y luego tiene que poner parches (poco pensados).
Con esta crecida de enero de 2013, la mota ha aguantado y no se han inundado ni los garajes ni la rotonda. Por el contrario, y con una crecida solo un poco mayor que la de 2009, el agua ha entrado en las piscinas municipales de Arantzadi y ha causado daños de importancia en sus instalaciones.
¿Tienen algo que ver ambas cosas? Creemos que sí. El agua es un fluido y le pasa algo similar a un globo de aire (otro fluido): si le aprietas por una zona, se expande por otra para mantener el equilibrio. Si al río no le dejas expandirse por la zona de Curtidores, se expande aguas arriba, por la zona de Arantzadi, y sube más alto que el año anterior.
Hay un mal añadido a este: hasta las obras del "parque de Arantzadi", el agua que entraba en este meandro encontraba obstáculos: tapias, setos, plantas, cultivos, etcétera, los cuales frenaban su avance y entraba hasta donde entraba. Con las obras del parque de Arantzadi han desaparecido esos obstáculos: no hay setos, se han rebajado las tapias, han desparecido las plantas de huerta, se han talado cantidad de árboles y arbustos... En definitiva: se ha limpiado el terreno de obstáculos y el agua entra en el territorio con más facilidad y alcanza cotas más altas. La mejor muestra es que en esta riada de 2013 el agua ha rebasado la altura de los puentes nuevos que están construyendo (¿para qué sirven unos puentes que quedan bajo el agua cuando el meandro se inunda?).
A nuestro entender, y sin ser expertos en hidrología, la suma de esos dos desaciertos: la mota de Curtidores y la "limpia" del meandro, se han sumado y han originado que el agua haya subido más alto que nunca y haya estropeado las instalaciones de las piscinas públicas. Si alguien, con más conocimientos, tiene otros criterios u otras explicaciones, nos encantaría debatirlos.
La gente de Arantzadi Bizirik ya avisamos, con tiempo, de que las obras del meandro iban a alterar y mucho los efectos de las avenidas periódicas; nadie en el Ayuntamiento hizo caso y ahora nos lamentamos de las consecuencias, pero nadie reconoce que pudo haberse equivocado y, por supuesto, nadie se replantea seguir o no con este parque cuyo primer año de vida empieza a sentar mal a los bienes públicos (instalaciones cuya reparación pagamos entre todos).
Arantzadi Auzolanean
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