2011/12/25

Campos con transgénicos en Navarra

“Amigos de la Tierra” ya ha publicado los campos experimentales de transgénicos que hay en el Estado español en 2011 y que se extienden por las dos Castillas (León, Valladolid, Zamora, Albacete, Palencia, Ciudad Real, Toledo, Salamanca, Burgos), Andalucía (Sevilla, Córdoba, Malaga), Aragón (Zaragoza, Huesca) Extremadura (Badajoz), Cataluña (Lleida), Levante (Castellón) y Navarra. Sobresale la inicidencia de estos campos en Sevilla, León, Zaragoza, Valladolid, Zamora, Lleida y Navarra. Destaca, por contra, que en toda la Cornisa Cantábrica (CAPV, Asturias, Cantabria y Galicia) no hay ningún solo campo de experimentación.

En Navarra hay una múltiple presencia con distintos productos y finalidades. Así, Limagrain Ibérica SA experimenta en Muruzabal de Andion con maíz resistente al glisofato, y en esta misma población y en Murillo el Cuende con maíz tolerante al glisofato, con maíz resistente a lepidópteros y tolerante al glisofato, y maíz resistente a lepidópteros y larvas de coleópteros y tolerante al glisofato. Asimismo, en Sartaguda hay dos entes públicos experimentando para la producción de etanol: la Universidad Pública de Navarra con tabaco y el Instituto de Agrobiotecnología con maíz con mayor contenido de almidón. Toda esta información proviene de los datos dados a conocer en su informe por Amigos de la Tierra.


Campos experimentales al aire libre con cultivos transgénicos
El Estado español acoge el 42% de los ensayos experimentales al aire libre con cultivos modificados genéticamente, según la información publicada por el Centro Común de Investigación de la Comisión Europea (JRC). Hasta 2010, no se había hecho pública su localización, pese a los graves riesgos que suponen. Amigos de la Tierra ha tenido acceso a esta información, en virtud del libre acceso a la información ambiental, refrendado en el caso de los experimentos con transgénicos al aire libre por una reciente sentencia del Tribunal Europeo de Justicia.

¿Por qué Amigos de la Tierra hace pública la localización exacta de estas parcelas?
Entiende que es información de interés general, y el derecho de la población a conocer la localización exacta de los campos de cultivo experimental con transgénicos ha sido ratificado por el Tribunal Europeo de Justicia, en sentencia del 17 de Febrero de 2009. Por eso ha solicitado al Ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino esta información, de acuerdo a la legislación que regula el libre acceso a la información ambiental, de acuerdo al Convenio de Aarhus. Consideramos fundamental que la localización exacta de estos campos sea pública, para que los agricultores y agricultoras de los alrededores puedan protegerse de la contaminación, y los vecinos y vecinas de la localidad sepan dónde se están haciendo estos experimentos en su entorno más inmediato. Las compañías multinacionales que realizan estos ensayos y el Ministerio han negado repetidamente esta información incluso a los municipios afectados cuando el Ayuntamiento se lo ha solicitado. Es necesario terminar con este oscurantismo y falta de transparencia. Esta información debería figurar en una web del Ministerio.

¿Qué información se está facilitando?
Es un listado y un mapa de los municipios en los que se ha solicitado experimentar, el transgénico que se quiere cultivar y los datos para localizar la parcela (provincia, municipio, polígono y parcela). Si se quiere localizar la parcela exacta en un mapa, solo tienes que introducir estos datos en el programa de identificación de parcelas agrícolas del Ministerio (SIGPAC)

¿Qué riesgos conllevan estos ensayos experimentales en campo?

Los ensayos con transgénicos al aire libre presentan multitud de riesgos, ya que su seguridad no ha sido ni tan siquiera evaluada. Son organismos modificados genéticamente, nuevos seres vivos, de los que casi no se tiene información, que se están liberando al medio. Pueden contaminar otros cultivos cercanos, ya que no hay forma de controlar el viento o las abejas, que dispersan el polen a grandes distancias. Pueden dejar restos en el suelo. Aunque tras estos experimentos se exige la destrucción de las plantas obtenidas, no hay prácticamente control. Documentos de la Comisión Nacional de Bioseguridad muestran que frecuentemente las empresas no se comprometen a destruirlas, ni tampoco informan de cómo se realiza el traslado de las muestras. De la mayoría, no se han evaluado sus posibles efectos para la salud, tanto por ingestión como por posibles efectos directos a los vecinos. De algunos, con daños demostrados sobre la salud, se ha continuado su cultivo experimental en casi un centenar de parcelas en España en 2008. y se ha seguido experimentando en 2009, 2010 y 2011.

¿Quién controla y evalúa los riesgos de estos experimentos?

Los ensayos son autorizados por el Consejo Interministerial de OMG, previo dictamen de la Comisión Nacional de Bioseguridad (CNB). La CNB cuenta con solo 7 representantes científicos (de un total de 46 miembros), muchos de ellos públicamente defensores de los transgénicos y con relaciones demasiado cercanas con la industria de los transgénicos, sus fundaciones y lobbies como para que los consumidores podamos estar tranquilos. Entre los representantes de la Administración en esta Comisión, algunos también mantienen una relación demasiado estrecha con la industria. La lectura de las actas de la esta Comisión demuestra la absoluta falta de rigor y control sobre los cultivos y alimentos modificados genéticamente, además de un evidente sesgo a favor de la industria. Puedes consultar un informe completo analizando estas actas aquí.

Se suceden los casos de contaminación de alimentos por transgénicos experimentales
Durante los últimos años se han sufrido varias alertas alimentarias por transgénicos experimentales que han contaminado alimentos. Uno de los casos más graves es el del arroz transgénico LL601 de Bayer. La empresa experimentó con este arroz entre los años 1998 y 2001 en EE.UU. Pero en 2006, cinco años después, este arroz transgénico, no autorizado para consumo humano o animal en ningún país, apareció en los supermercados de todo el mundo. Cuando Bayer tuvo que justificar el origen de esta contaminación, alegó que solo podía ser explicado como “un acto de Dios”. Este caso nos muestra el grave riesgo que supone la experimentación con transgénicos al aire libre. Una vez se libera un transgénico al medio ambiente, es imposible de contener. Y además las multinacionales no tienen ningún interés en hacerlo, ya que por ejemplo a raíz de este incidente, Bayer consiguió la aprobación de su arroz en varios países. Esta multinacional está afrontando ahora las demandas por daños y perjuicios de los arroceros estadounidenses.

¿Qué medidas de seguridad debe seguir un experimento con transgénicos al aire libre?
Las medidas de seguridad requeridas para estos cultivos las recoge el informe de evaluación de riesgos emitido por la Comisión Nacional de Bioseguridad, que suele consistir en marcar unas distancias respecto a cultivos convencionales, y el método para eliminar los restos vegetales después del ensayo. La lectura de las actas de esta Comisión da idea de la poca seriedad de las multinacionales que realizan los ensayos para cumplir con los requisitos marcados, y genera mucha inquietud respecto a quién y cómo hace el seguimiento para garantizar que estas condiciones se cumplen. El propio Ministerio reconoce, por ejemplo, que no se estudia la posible contaminación de los campos vecinos. Se pueden ver los requisitos para un campo experimental en concreto en esta web, siguiendo el número de expediente de cada ensayo. (Aún no están publicadas las correspondientes a 2011).

¿Sabemos entonces dónde están todos los cultivos transgénicos en el Estado español?

El listado que se hace público incluye los cultivos transgénicos experimentales. El Estado español es, además de acoger casi la mitad de todos estos experimentos, es el único de la UE que cultiva transgénicos de forma comercial a gran escala, con 76,000 hectáreas de maíz transgénico MON810 cultivadas en 2009. Pese a que la normativa europea recoge la obligación de un registro con estas parcelas, el Gobierno español solo hace públicas cifras de superficie por Comunidad Autónoma, a partir de los datos suministrados por las empresas de semillas. No hay ningún tipo de control ni seguimiento, y no hay posibilidad de que los agricultores, convencionales o ecológicos, puedan protegerse o reclamar daños por contaminación genética de los cultivos transgénicos comerciales.


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